Las mafias han hecho del periodismo, una profesión de bolsillo

Los intereses particulares de algunos medios de comunicación y el anhelo de ascenso de algunos periodistas han convertido una profesión, no solo en un departamento de relaciones públicas sino también en verdaderas mafias. Lejos de proteger los derechos del ciudadano que consagra el deber de mantener bien informados, en un país no se puede hablar de democracia en ausencia de una prensa que no otorgue garantías suficientes para desarrollar una labor tan necesaria como el periodismo. Necio es decir, que el papel de informar tiene rectitud cuando se presta al servicio de intereses particulares y mezquinos, lo que convierte a los medios de comunicación en simples herramientas mercantiles manipulables.

Es muy triste ver cuando un periodista es un desinformador al servicio de un poderoso, los principios éticos y de transparencia quedan en duda cuando a simple vista se observa la poca credibilidad que otorga el comunicador, sin mencionar que la credibilidad es el principal objetivo que debe buscar un profesional de la comunicación. El problema no se detiene, teniendo en cuenta que la mayoría de periodistas y comunicadores sociales dependen directamente de las entidades públicas y privadas, no pueden publicar noticias que puedan afectar la imagen de una institución. Contrastando con un principio ético de esa profesión que consiste en la indagación de las dos caras de los hechos.
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Teniendo en cuenta lo anterior, se puede deducir que el ciudadano solo recibe una información maquillada o un relato manipulado, una información tergiversada por una noticia real. Cuando se trata de un escándalo o un hecho de corrupción se  maltrata y se  humilla con actos dañinos a la verdad, que en el oficio del periodista debe ser promulgada a todo costo.

Desde este punto de vista, el “periodismo”  camina desde hace mucho tiempo por la delgada línea roja del fraude, un fraude que los usuarios de los medios de comunicación interpretan como verdades irrefutables. ¿Recuerdan ese dicho “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”? pues bien, ahora imaginemos, todas las veces que nos repiten a diario una mentira que luego terminamos creyéndola como una verdad.


Amigo periodista, su profesión es muy importante, nosotros dependemos de ustedes, su información nos hace veedores de nuestras causas, puede que el lenguaje aquí presentado le haya ofendido pero no tenía otra manera de hacérselo saber, con sus palabras usted puede condenarnos o darnos la libertad, tenga en cuenta que: desconocer una verdad nos hace esclavos de una mentira, por lo tanto si desconoce la verdad, absténgase de generar cadenas y grilletes sobre la sociedad, con verdades amañadas y distorsionadas. Lee también: La seguridad como método de control: un ataque a la democracia.